Cambio global y biodiversidad
El cambio global y la pérdida de biodiversidad son, junto con la alteración del ciclo del nitrógeno, los máximos responsables de la crisis ambiental que padece la Tierra.
Todos estos problemas se pueden enmarcar en el Antropoceno, la era geológica actual en la que la especie humana es la que determina los procesos fundamentales de la biosfera, lo que conduce a un cambio ambiental global.
La afección del cambio global a la biodiversidad trae aparejadas consecuencias para el ser humano a través de impactos en los llamados servicios ecosistémicos, de los que depende nuestra existencia y la de la propia biosfera. Sin embargo, la diversidad biológica puede contribuir tanto a la mitigación del cambio global como a la adaptación a él. Así, los ecosistemas más diversos suelen ser también los más resilientes, ya que pueden incluir especies con un mayor rango de tolerancias y sensibilidades, aumentando así la probabilidad de que algunas especies continúen contribuyendo al funcionamiento del ecosistema bajo diferentes presiones.
Si bien tanto el cambio global como la pérdida de biodiversidad están directamente relacionados con los “impactos antropogénicos”, teniendo en cuenta su transcendencia y enorme actualidad se ha decidido crear una nueva línea de investigación separada de la anterior.
Los principales objetivos que se pretende alcanzar son los siguientes:
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Desarrollar herramientas específicas, basadas en la ciencia, que sean útiles para los encargados de formular políticas y los gestores ambientales a la hora de tomar decisiones para reducir la pérdida de biodiversidad.
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Caracterizar los taxones sensibles o indicadores de cambios antropogénicos (agricultura, deforestación, contaminación, uso del suelo, asentamientos, infraestructuras, etc.) a diferentes escalas espaciales y temporales.
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Crear entornos virtuales de investigación específicos (VRE) que permitan combinar grandes series de datos de diferentes fuentes (datos sobre biodiversidad, geomorfología, clima, usos del suelo, etc.) y respaldar la ejecución de modelos para encontrar patrones vinculados a los cambios ambientales.
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Desarrollar nuevas metodologías para la cuantificación rápida de los impactos ambientales en la biodiversidad, como el uso de sensores de última generación, el uso de tecnologías automatizadas de procesamiento de muestras o el desarrollo de algoritmos ecológicos.